¿Boicot electoral? Carta a Javier Sicilia

Javier Sicilia ha propuesto, desde las páginas de Proceso (ver números 1984 a 1992), una serie de planteamientos: una Nueva Constituyente; un Comité de Salvación Nacional, y, sobre todo, un Boicot electoral para 2015, como muestra de repudio ciudadano ante la clase política y el sistema de partidos. Su propuesta ha desatado un intenso debate con Martí Batres y otrxs ciudadanxs. Como parte de ese debate, comparto la carta que envié a Sicilia y que fue publicada en la sección “Palabra del Lector” de Proceso 1992.

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Señor Director:

Le agradecería publicar esta carta en su sección Palabra del Lector.

Estimado Javier Sicilia:

Como ciudadano interesado en la transformación real y profunda de México, me permito intervenir en la polémica que deriva de su propuesta sobre un “Boicot electoral”, una Nueva Constituyente y un Comité de Salvación Nacional.

Sin duda, las razones que ha expuesto sobre estas líneas de acción pueden resultar atractivas en el contexto de violencia y degradación que vive el país. Sin embargo, vemos necesario debatir sobre su crítica a los políticos, el sistema de partidos y las estructuras del régimen, con otros argumentos.

La degradación de la clase política que usted señala no es simplemente un asunto de cuestiones ideológicas, cultura arraigada, o caudillismo, es un asunto económico. Los políticos profesionales se corrompen por dinero, la juventud se enrola en el narco porque no tiene opciones laborales, el narcotráfico existe porque, junto con el petróleo, es un negocio lucrativo en todo el mundo.

Entiendo su desilusión política, ya que muchas personas, igual que usted, creyeron en la antigua “ilusión democrática”. Considero, que hay que renovar argumentos para enfrentar a los partidos políticos que usted señala como parte de un sistema inmóvil e irremediable. Necesitamos hacer que nuestras propuestas y acciones afecten al sistema de privilegios de la clase política, del sistema de partidos, del sistema económico, del capital.

Considero que, por señalar, de manera atractiva, la forma-política, es decir, la podredumbre del sistema, usted olvida la estructura de desigualdad social, inequidad en el reparto de la riqueza, derechos limitados y el control/represión de la organización social que limita la democracia y no permiten la proliferación de otras alternativas de relación Estado-Sociedad.

No coincido con usted en el “Boicot electoral”. Su llamado a que como ciudadanía nos volvamos “partisanos del no voto” es un llamado a ser partícipes de los privilegios que usted mismo, en sus respuestas a la polémica (Proceso No. 1989), asegura ya propició con su voto nulo en 2012.

En este sentido, debería considerar si su propuesta se empata con la postura de muchos neoliberales extremistas que pretenden la reducción al mínimo o de plano la desaparición del Estado pero la permanencia intacta del modelo de propiedad y de desigualdad.

Si no hay claridad en la critica, si no hay propuestas concretas contra el sistema de privilegios, para un cambio real del sistema de distribución de la riqueza y la exigibilidad de derechos, no habrá constituyente ni comité de salvación que transforme al actual sistema político.

Su propuesta es loable, pero sin precisiones puede parecer tan autoritaria como el Estado y la democracia burguesa que critica, o bien, que significa la creación de otra estructura igual de cerrada y excluyente que la que pretende disolver con su boicot. Ya que no “ve ni oye a los partidos” pero no explica a quiénes sí incluye, cómo, cuándo y por qué.

En un país confrontado y polarizado, como el México de nuestros días, resulta loable señalar los límites de la vía electoral. Lo que resulta preocupante es que sus propuestas se centren en excluir a Morena por sus liderazgos y forma de participación, y no en incluir a las y los militantes que buscan, como usted, cambiar la situación del país.

Estoy claro que, como cualquier organización humana, Morena, las organizaciones civiles y sociales, y los movimientos sociales, son susceptibles de críticas y mejorías.

Estimado Javier, muchas personas valoramos su tesón, indignación y llamado a “devolverles libertades y capacidad de hacer la paz a la gente”. La diferencia es que, para algunos, como quien suscribe esta carta, el problema de la impunidad de los políticos se ataca con la democracia directa, representativa, incluyente y participativa; con transparencia y con rendición de cuentas; con la revocación del mandato; y con la efectiva relación entre el sufragio y el mandar obedeciendo. No basta señalar a la democracia representativa, se necesita hacerla participativa, efectiva, solo así, Javier, el país será nuevamente de y para la gente, en paz, con libertad, igualdad y justicia.

Reciba un abrazo solidario.

Atentamente.

Víctor Manuel Torres Olivares.

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